Normalización de la violencia

Normalización de la violencia

Diariamente se producen actos violentos, justificándose inconscientemente y produciéndose una normalización de la violencia, es decir, se llega a asumir que forman parte de la normalidad.

El miedo por parte de las personas con discapacidad de denunciar los actos pasan por los siguientes puntos:

  1. Con independencia de la discapacidad que sufra la persona, se tiene miedo de no ser creída. Existe una tendencia a normalizar la violencia en las personas con discapacidad. De esta forma, cuando una persona denuncia una situación de malos tratos por parte de su entorno, aquellos que sufren una discapacidad discreta, ocultan la misma, por miedo a no ser creído. Esto puede ocurrir tanto en los tribunales como en los entornos más próximos, quedándose desamparadas las personas con discapacidad por parte de la ley.

Las personas con discapacidad, no cuentan los agravios que sufren por miedo a que piensen que lo que se cuenta es mentira o que se exageran los hechos o minimizan la gravedad del maltrato provocado hacia la persona con discapacidad.

  1. La sociedad tiende a normalizar la violencia en personas con discapacidad que desarrollan proyectos vitales. Esto es de verdadera importancia, por una parte, las personas con discapacidad estamos avanzando en integrarnos en la sociedad, tener un trabajo, pagar nuestras facturas, mantener a nuestra familia.

Por otro lado, se está dando otro fenómeno social importante. El modelo de familia tradicional está cambiando. Cada vez hay más personas que deciden vivir solas, parejas que no tienen hijos por deseo propio o porque económicamente o biológicamente les es imposible….

Estos cambios que todavía son nuevos en nuestra sociedad, nos siguen removiendo cuando vemos el contraste entre personas con discapacidad que están cambiando sus roles de víctimas a personas responsables de su propia vida, frente a personas sin discapacidad que abandonan el modelo de familia tradicional. Este status de normalidad que genera desarrollar un proyecto vital, hace invisible la violencia que pueda sufrir la persona discapacitada.

 

A estos dos puntos, hay que añadirle, que la discapacidad se encuentra continuamente cuestionada (con preguntas como: ¿hará bien su trabajo?, ¿Será capaz de trabajar por sí misma?) y esto produce una normalización de la violencia, que además se complica en un entorno laboral si la persona trabajadora cumple estos tres requisitos: Ser discapacitada, mujer y madre.

Este problema, se acentúa por la falta de estadísticas sobre violencia y discapacidad que alarmen a la sociedad sobre esta problemática y permitan tomar medidas políticas.

Sin embargo, esta inexistencia de datos que avalan la normalización de la violencia, es aprovechada por aquellos que tienen información de cerca sobre la persona discapacitada.

 

 

www.discapacidadcreativa.com

Almudena Bermejo

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